Al dejar de lado las ilusiones, empiezan a reconocerse como simples seres humanos imperfectos y vulnerables.Nuestros padres esperan que en el futuro nos casemos y tengamos hijos, los medios de comunicación muestran parejas felices en paisajes primaverales y nuestras hormonas no ayudan mucho en la lucha por entender qué deseamos hacer en realidad.